Sarah, una mujer de 36 años, fue la paciente para este tratamiento nuevo. La depresión la acompañó gran parte de su vida, intentando variados métodos para sentirse mejor. Incluso, terapia por electrochoque. Nada parecía funcionar.
Entonces, surgió la oportunidad de probar algo inexplorado. Para ello, era necesario colocarle un dispositivo eléctrico en su cráneo, conectado con cables a su cerebro. Así se podría detectar y tratar su severa depresión. Nunca antes nadie había sido sometido a un tratamiento semejante.
Se inserta bajo el cuero cabelludo una pequeña cajita. Contenía una batería y un generador de impulsos eléctricos. El procedimiento requirió de todo un día de trabajo. Ella cuenta que, al despertar, estaba eufórica.
«Cuando el implante fue activado por primera vez, mi vida dio un vuelco de inmediato. Mi vida volvió a ser placentera. A las pocas semanas, los pensamientos suicidas desaparecieron», afirma Sarah. Un año más tarde, Sarah sigue estando bien y no padece de efectos secundarios. El tratamiento del implante que puede mitigar la depresión al que fue sometida Sarah se describe en la revista Nature Medicine.
Katherine Scangos es una psiquiatra que participó en el estudio. Explicó que esta innovación fue posible al ubicar los «circuitos de la depresión» en el cerebro. «Es un área llamada estriado ventral. La estimulación allí eliminaba sus sentimientos de depresión», agregó.
Scangos, quiere reclutar nueve pacientes más. Explicó que se trata de un tratamiento personalizado. «Tenemos que ver cómo estos circuitos varían de un paciente a otro. Y ver si los biomarcadores de un individuo o sus circuitos cerebrales cambian con el tiempo», afirmó.
«Su depresión porque era muy severa. Desde ese punto de vista, estamos muy emocionados con esto. Es algo tan necesitado en este campo en estos momentos», agregó. Edward Chang es el neurocirujano que instaló el dispositivo. Dice que esto es solo un primer paso. Queda mucho por hacer.
«Para ser claros, esto no es una demostración de la eficacia de este enfoque. Es solo la primera demostración de que esto funciona en alguien. Tenemos que validar los resultados», agregó. Es cierto que es un procedimiento altamente invasivo. Sería usado solo en los pacientes más graves que tuvieran síntomas incurables. Pero ya es un paso hacia delante.
«Hay que probar en otros pacientes. Y ver si los circuitos cerebrales precisos varían entre los individuos», dijo. Es cierto que solo hay un paciente hasta ahora. Pero este pequeño avance es una esperanza gigante para millones de personas.