Después de que sus padres mueran de sida, Frida (interpretada por Laia Artigas), una niña de seis años, abandona Barcelona y se va a vivir al campo con sus tíos y la hija de estos, Anna (interpretada por Paula Robles), una niña de tres años. Frida afrontará su primer verano con la nueva familia adoptiva y el nuevo entorno rural al que tendrá que adaptarse. Durante el verano de 1993, Frida aprenderá a aceptar su pena y su dolor y sus padres adoptivos aprenderán a quererla como a su propia hija.