Madrid, 15 oct (efesalud.com). "La microscopia de epiluminiscencia o dermatoscopia digital es un técnica sencilla que ayuda a la dermatología experta a diferenciar lunares o nevus benignos de otros malignos, normalmente melanocíticos, la expresión del cáncer de piel más habitual", señala el Dr. Eduardo López Bran, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Clínico Universitario San Carlos.
Su principal ventaja es que consigue localizar, fotografiar y archivar digitalmente todas las lesiones pigmentadas de la epidermis de nuestro cuerpo y, por lo tanto, permite realizar un control preciso, sistemático y periódico de todos los lunares o nevus atípicos que se manifiestan en la cara externa de la piel.
La epiluminiscencia digital se basa en la utilización de microscopía de luz polarizada, lo que evita la refracción de los rayos de luz sobre la superficie de la piel y posibilita el análisis de estructuras que, con nuestro ojo desnudo, sin tecnología digital, no se podrían apreciar.
"Podemos conseguir mucha más información de las lesiones pigmentadas o lunares de las que veríamos a simple vista o con el dermatoscopio manual", destaca la Dra. Lucía Campos Muños, especialista del Servicio y profesora en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de la capital española.
¿Y cuándo debemos acudir a la consulta de dermatología para que analicen nuestras manchas o lesiones en la piel?... Siempre que se cumplan los parámetros de la regla "abcd" de los lunares:
Con la letra A, comprobaremos su simetría. Los bordes de un lunar sano deben coincidir si trazamos una línea por su mitad y lo plegamos de forma imaginaria hacia ambos lados. El melanoma es asimétrico.
Con la letra B, nos fijaremos en su perímetro. Los lunares sanos deben estar bien delimitados y ser nítidos en su visualización. El melanoma es difuso.
Con la letra C, observaremos su color. Los lunares sanos muestran un solo color. El melanoma muestra varias tonalidades.
Con la letra D, mediremos su diámetro. El tamaño del lunar sano no debe superar el calibre de la típica goma de borrar incrustada en un lapicero, alrededor de 6 milímetros. El melanoma crece y crece.
La inspección debe ser meticulosa, a ser posible con luz natural suficiente, delante de un espejo grande y ayudados de otro pequeño para poder escudriñar hasta el último recodo de la piel, incluso el cuero cabelludo, ya que los cánceres cutáneos se localizan en todas partes.
Además, tendremos en cuenta otros factores de alarma, como el picor, la supuración o el sangrado. Hasta un 80% de los melanomas se localizan en fases tempranas, algo decisivo en la baja mortalidad de la enfermedad después de cinco años de tratamiento.
Aún así, la biopsia de un trozo de tejido del lunar sería el procedimiento anatomopatológico definitivo para diagnosticar la existencia de un melanoma o cualquier tipo de cáncer cutáneo, como los carcinomas basocelulares y espinocelulares.
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